6 DE ABRIL DIA INTERNACIONAL DE LA ACTIVIDAD FISICA
LA OTRA PANDEMIA: SEDENTARISMO EN LOS NIÑOS.
Todos sabemos que 2020 fue el año de la pandemia por COVID-19, pero no todos saben (aunque muchos lo padecen) es que existe otra Pandemia "El Sedentarismo" que afecta a más de la mitad de la población mundial, y que provoca más de 3.000.000 muertes al año, siendo el cuarto factor de riesgo de mortalidad generada por enfermedades no transmisibles, y que existe desde hace años.
En la Argentina, el 64% de la población es sedentaria, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2019) del Ministerio de Salud de la Nación (1). En adolescentes de 13 a 15 años, por su parte, menos del 20% realiza la actividad física sugerida para su edad.
En este punto me parece oportuno no confundir el término "Inactivo físicamente" (no cumplir con las recomendaciones mínimas de actividad física) con el término "Sedentario" (tiempo que permanecemos sentados), la organización mundial de la salud (OMS) alerta no solo sobe los beneficios de la actividad física, sino de los problemas de salud asociados al sedentarismo. (2)
Existe un amplio consenso sobre los beneficios de la actividad física en todas las edades y no solo es una recomendación, sino que en el caso de los niños y adolescentes es considerado un derecho que las sociedades deben asegurar.
El deporte en la infancia y adolescencia es la realización de una actividad física reglada que produce aumento del gasto energético y contribuye a mejorar la condición física de los que lo practican. Tiene propiedades beneficiosas en los niños que lo diferencian del juego, ya que mejora la forma y la resistencia física, ayuda a mantener el peso corporal, aumenta el tono y la fuerza muscular, mejora la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones.
Entre sus acciones biológicas beneficiosas, contribuye a regular los sistemas cardiovascular, respiratorio, la presión arterial, a mantener o incrementar la densidad ósea, a controlar el porcentaje de grasa corporal, evita el sobrepeso y mejora la resistencia a la insulina.
Entre otros beneficios psicológicos, en esta etapa de la vida, la actividad física contribuye a la reducción del estrés, la ansiedad, mejora la autoestima, las relaciones sociales y la memoria.
La actividad física en los inicios, consiste más en divertirse, socializar, hacer amigos. No obstante, promueve retos y desafíos que provocan mejoras de la autoestima y de la percepción de la competencia personal, además de todo lo relacionado con el desarrollo motor y físico.
A partir de los 10-12 años hay valores como la disciplina, la exigencia, la cultura del error, ganar y perder como parte del deporte, respeto a las normas y al rival, a la vez que sentimiento de pertenencia a un grupo.
En la adolescencia, a partir de los 15-16 años se aprende también a competir y ganar en los deportes que ya están muy estructurados a nivel competitivo, como serían por ejemplo fútbol y rugby, entre otros. La adolescencia es la mejor época para el deporte, ya que es la edad en la que los jóvenes empiezan a "desligarse" de sus padres y a "crear" un grupo de amigos, que suele coincidir con sus equipos deportivos o clases escolares. Comienzan a sentirse competentes, creativos y con confianza.
La actividad física en la infancia y adolescencia es por tanto una parte importante en el establecimiento de un estilo de vida saludable.
Por ello es recomendable que la actividad física habitual forme parte del estilo de vida, disminuyendo el sedentarismo activo y siendo un pilar importante para la salud.
Los hábitos saludables que una persona adquiere en la infancia son fáciles de mantener en la etapa adulta.
Para que la actividad física sea saludable es fundamental que se realice de forma regular, adaptada a la edad, a la condición física, a las preferencias del niño, con el objetivo de que este disfrute durante el ejercicio, sea o no un deporte competitivo.
Según la OMS, para lograr una vida activa se sugiere
que:
- Los niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
- La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.
- La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
A las medidas tendientes a evitar la aparición de estos factores de riesgo cardiovasculares, las llamamos PREVENCION PRIMORDIAL. Para ello se debe educar al niño y sus padres resaltando la importancia de llevar una VIDA ACTIVA y una dieta saludable, evitando el sobrepeso u obesidad, y mantener controlados los niveles de glucemia y colesterol.
TIPS PARA MOTIVAR A SU HIJO/A A LLEVAR UNA VIDA ACTIVA y cumplir las metas de la OMS.
- Hable con el pediatra, el puede ayudar a su hijo a comprender por qué es importante la actividad física. El médico de su hijo también puede ayudarlos a usted y a su hijo a identificar el mejor deporte o actividad para cada caso.
- Encuentre una actividad divertida. Cuanto más disfrute de la actividad, será más probable que continúe realizándola. Haga que participe toda la familia.
- Elija una actividad que sea apropiada desde el punto de vista del desarrollo. Por ejemplo, un niño de 7 u 8 años de edad tal vez no está preparado para levantar pesas ni para una carrera de 3 millas, pero el fútbol, andar en bicicleta o nadar son todas actividades apropiadas.
- Planifique de antemano. Asegúrese de que su hijo tenga una hora y un lugar convenientes para realizar ejercicio.
- Proporcione un entorno seguro. Asegúrese de que el equipo de su hijo y el lugar elegido para el deporte o la actividad sean seguros.
- Proporcione juguetes activos. Los niños pequeños necesitan especialmente tener un fácil acceso a pelotas, cuerdas para saltar, etc.
- Sea un modelo a seguir. Es más probable que los niños que ven habitualmente a sus padres disfrutando del deporte y la actividad física también los disfruten.
- Juegue con su hijo. Ayúdelo a aprender un deporte nuevo u otra actividad física. O simplemente diviértanse juntos saliendo a caminar, dando un paseo o andando en bicicleta.
- Establezca límites. Limite el tiempo de pantalla diario, incluyendo TV, videos, la computadora y videojuegos. Utilice el tiempo libre para realizar más actividad física.
- Haga tiempo para el ejercicio. Algunos niños están tan sobrecargados de actividades con las tareas, que no tienen tiempo para realizar ejercicio.
- No exagere la actividad. Recuerde decirle que escuche a su cuerpo. El ejercicio y la actividad física no deben causar dolor. Si le duele, su hijo debe tomárselo con más calma y probar una actividad menos enérgica. Al igual que con cualquier actividad, es importante no exagerar. Si el ejercicio comienza a interferir con la escuela u otras actividades, háblelo con su pediatra.